Reconocimiento Travesía de Resistencia Tejeda-Almijara

Crónica escrita por nuestro compañero Ángel Fernández:

Iniciamos con esta actividad la serie de salidas preparatorias para la organización de la XX Travesía de Resistencia Tejeda Almijara. El objetivo en esta ocasión era verificar el tramo entre Canillas de Aceituno y Sedella por el nuevo puente del Saltillo, atravesando los barrancos del río Almanchares.

Se planteó una ruta circular enlazando Sedella y Canillas por el Collado de la Monticara, cabecera del Almanchares y acceso a Canillas por la ruta normal de La Maroma pasando por la Rábita. El regreso a Sedella sería por el GR-249 “Gran Senda de Málaga”.


Desayunamos temprano en El Trapiche, momento para que algunos nos reencontráramos y nos pusiéramos al día. Decidimos comenzar la ruta desde el Área Recreativa de Sedella, y no desde el mismo pueblo. Se reducía así algo el kilometraje y desnivel acumulado a realizar. El día acompañaba, quizá humedad, pero buena temperatura y nubes, que entraban y salían, acrecentando el ambiente alpino en las faldas de La Maroma, y reduciendo además la presión del Sol directo. Fuimos ascendiendo, creo que disfruté poco del paisaje, porque no parábamos de conversar entre nosotros. Había gusto por el encuentro y el caminar con amigos y compañeros. Ya en la Monticara, al pie del pico del Fuerte, nos dio ocasión de hacer un receso y agruparnos para bajar hacia Almanchares. La senda de bajada está muy cargada de matorral, lo que obliga a estar muy atento para no perderla. Para nuestra fortuna, Antonio Cantalejo iba en cabeza y la fue llevando con precisión, pareciera que diseccionaba la ruta. Cerca, nuestro buen amigo José María nos sorprendía con unas improvisadas perneras con las que protegerse de los arañazos del matorral espinoso que en esta zona de la ruta está muy presentes. En fin, unas risas, que con José María están garantizadas. El recorrido discurrió luego con normalidad por tramos utilizados en ediciones pasadas de nuestra Travesía. Al llegar al cruce con la senda de subida a La Maroma doblamos al sur, camino de Canillas de Aceituno, haciendo un descanso para tomar un pequeño tentempié en la zona de La Rábita. En la fuente que existe en este punto apenas si salía una gota de agua. El terreno está seco, ávido por recibir las lluvias otoñales. Completando el kilómetro 10 del recorrido llegamos a Canillas.
Comenzábamos ahora el camino de regreso a Sedella por la Gran Senda. Hasta el nuevo puente del Saltillo la ruta es cómoda, discurre en su mayor parte por el trazado de la acequia y conducción que aporta agua al municipio. No plantea dificultad y se ha acondicionado para el gran público. Se ha realizado un camino de bajada hasta el puente con un buen número de escalones, algunos altos, pero que no plantean mayor problema. Llegados al puente colgante los sentimientos son encontrados. La construcción es sólida, el puente es imponente y permite disfrutar del Barranco de Almanchares desde una perspectiva única al alcance del público general. Ahora bien, y a pesar de la necesidad de acercar al disfrute y conocimiento los Parques Naturales y sus valores, de su poder dinamizador para las economías rurales, uno no puede por menos de preguntarse si era necesario en este punto y lugar. En fin, dejaremos el debate y sigamos con la ruta. Con el puente a nuestra espalda, comenzamos a ascender por la vereda que se ha construido para salvar el barranco en su cara Este. La vereda es escarpada, estrecha, da la impresión de inconclusa en algún momento, con materiales sueltos en buena parte de ella. Se han tallado escalones en algunos pasos y se ha asegurado con cadenas en otros. Para personas acostumbradas a la montaña, al senderismo fuera de carriles, no debe suponer problema alguno. No así para el público general, creo que no se advierte lo suficiente sobre sus riesgos y la preparación física que requiere. Añadido a ello, no veo claro como evolucionará con el tiempo, cuando los aguaceros caigan sobre ella y generen erosión. Tras la ascensión llegamos al Mirador de Los Pozuelos, punto ideal para dar el último avituallamiento de la Travesía y reagrupamiento final, pues ya desde aquí el camino discurre por un carril amplio y cómodo que va descendiendo, aunque te sorprende con alguna subida menor, hasta Sedella.

Llegamos así al Área Recreativa donde habíamos dejado los coches. En total 17-18 kilómetros, unos 1300 metros de desnivel positivo acumulado y un tiempo de 5 horas y media para completar la actividad. Suficiente para hacer hambre y rematar la jornada en torno a una mesa redonda con chivo al centro, con animada charla, como si de ese pueblo en el extremo de la Galia se tratara.

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